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¿En la cancha se ven los pingos?

7 Jul

Futboleras y no futboleras vivimos el paso de Argentina por el Mundial de Sudáfrica de alguna manera.

Quizás el comentario que hoy ronda en el aire es: ‘¿Cómo puede ser que Argentina haya quedado afuera con la hinchada que tiene y la pasión que pone, y Alemania sigue adelante y ni siquiera festejó con euforia?’

Yo creo que esto es un poco lo que nos pasa en nuestras relaciones amorosas: ‘¿Cómo puede ser que este tipo que me voló la cabeza con su pasión, al final resultó ser un flaco inconsistente?’

Están los tipos que son pasionales, eufóricos, verborrágicos y extrovertidos que nos pueden hacer pasar noches increíbles. Pero en lo que se refiere a ‘calidad’, están bastante vacíos.

Ellos son los protagonistas de esas relaciones fugaces que nos deslumbran por unos días o semanas y de repente pluff!, no queda nada de toda esa cosa efímera.

De ‘príncipes azules’ pasan a ‘locos para terapia’ porque aparentemente lo único que tienen es un desorden de personalidad que los lleva a vendernos el país de las maravillas un día, y estar llenos de dudas depresivas al día siguiente.

Por otro lado están los que al principio parecen ser uno más, callados, tranquilos, corrientes, y después se revelan y ves la luz.

Son esos tipos que te mueven el piso a la larga, pero la relación perdura.

Son los que quizás al principio no muestran mucha euforia, pero tienen cada movimiento planeado, los objetivos claros y mucha, pero mucha, calidad de juego.

¡Qué durar sea mejor que arder!

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Después de varias decepciones amorosas, ¿nos cuesta dejarnos querer?

7 Jun

Alguna vez fuiste sincera, abierta, te dejaste querer y plaff, te decepcionaron. Esto te pasó otra vez, y luego una vez más, y más tarde nuevamente… hasta que un día le dijiste a él: “si sabes como hacerme reír, no me hagas llorar”  y lo dejaste en nombre de todo lo que se llevó sin derecho de tu corazón altruista.

Acostumbrada a dar mucho y recibir poco, un buen día aparece lo más parecido al Príncipe Azul que conociste. Pero vos ya estás tan desconfiada de los hombres que, quizás inconcientemente, lo único que haces son cosas para alejarlo en un extraño plan de autoprotección.

A él le cuesta entenderte y tiene lindos gestos con vos. Pero no hay llamado, cena ni regalo que te convenza. Simplemente no le crees porque en el pasado creíste (y mucho) y sin embargo terminaste así, como la amiga de la protagonista. Claramente, tu GPS estuvo fallando por mucho tiempo.

Sos de las que comenzaba una relación y a la quinta cita ya se veía cenando en parejas con sus amigas entre risas y una fecha en el calendario. Pero no, eso jamás sucedió porque saliste con un inmaduro tras otro y ahora vos no dejas que la felicidad de alcance.

Si bien siempre hay que tener las defensas altas, lentamente hay que darle el beneficio de la duda a este muchacho que parece estar bien interesado en vos y lo demuestra con lindos gestos que al menos hacen que lo tengas dando vueltas en tu cabeza. Puede que le des la chance a este bombón de la cajita y finalmente resulte que ‘es él’.

Es cierto que todo Príncipe Azul puede convertirse en Sapo, pero la regla también funciona al revés 😉

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